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Es divertido escuchar a la gente expresarse sobre Linux. Las opiniones se enmarcan en un rango que incluye desde la sorpresa más grande ("¿Linux? ¿Qué es eso?"), total desconcierto, incredulidad, hasta el desdén más absoluto. Recuerdo un ejemplo concreto de este último tipo de opinión. El año pasado, en una presentación de Licenciatura en la que sustituí a mi hermano, tuve que usar a mi pequeña Asus EeePC 900 (de cariño, MiniME) para desplegar todas las presentaciones del grupo, ya que a nadie se le ocurrió llevar su propia computadora.
Entre los participantes había una mujer que enseñaba "computación". Uso las comillas porque ella enseñaba en realidad paquetes ofimáticos Windows, no computación. La cosa es que, cuando ella supo que MiniMe corría Mandriva Linux, solicitó que le trajeran una máquina con Windows porque, en sus palabras "Linux NO". Así que le llevaron un CPU de la escuela: un dinosaurio que corría Windows NT 2000.
A esta "profesora de informática" no le bastó ver cómo limpié de virus los dispositivos USB de todo el grupo ni cómo Open Office desplegó las presentaciones powerpoint sin problema. Ella insistió en usar el CPU jurásico, típico equipo en los centros escolares públicos nacionales. Cuando el pobre fósil arrancó el sistema después de 10 minutos, el decrépito MS Office 2000 se congeló tratando de leer la flamante presentación, realizada en Office 2007, ya que era uno de esos tan odiados archivos .pptx. Después de 15 minutos adicionales de agónico sufrimiento, la compañera accedió a usar a MiniME y, en menos de tres minutos, estaba desplegando su presentación en Mandriva Linux...
Interesantemente, de todos los que presenciaron los eventos, solamente el compañero de arte, quien no sabía absolutamente NADA de computadoras, solicitó aprender más sobre Linux.
¿Por qué?
Porque él, al encontrarse fuera del paradigma, no tenía ningún prejuicio como los demás y podía mostrar una posición más objetiva. ¿Qué requiere un usuario principiante de una computadora? La lista puede abarcar muchos elementos, pero se incluye principalmente la estabilidad del sistema, fácil uso, seguridad en contra de las amenazas y la garantía de que la inversión producirá beneficios por mucho tiempo. Con la demostración no intencional de ese día, el compañero pudo elegir cuál sistema operativo era más conveniente. Para los demás, como reza la sabiduría popular con respecto al status quo: "Es mejor malo conocido..."
La experiencia Windows (problemas de compatibilidad, pantallazos azules, colapso por virus, etc.) constituye, sin duda alguna, un secreto a voces de atalaya gritado desde las azoteas. Todos los hemos sufrido y la gran mayoría se resigna con estoicismo. A diferencia de este compañero de arte, los demás compañeros, en un gesto de solidaridad con Microsoft, decidieron que los acontecimientos de ese día "se quedaran en las Vegas".